ESPERANDO
LA PARUSÍA.
Ya
van a ver cuando cambie el cambio
y
el globo del mundo estalle
frente
a nuestras narices.
Ustedes
sigan cuidando la billetera,
comprando
ropa nueva,
robandomé
todo lo que puedan;
ya
ni me importa,
con
veinticuatro años yo ya no atesoro
más
que algunos recuerdos:
un
nuevo amanecer en Tihuanaco,
la
Rosa a mediodía en Ibarlucea,
el
brillo de las pupilas de una piba
en
la rambla de Montevideo
justo
antes del crepúsculo,
y
también la noche,
eterna
madama
desta
mi ciudad maldita.
Sigan,
sigan
con
el teléfono,
con
las escapadas a otras costas,
con
sus reuniones,
con
sus fiestas,
sigan
pero ¡cuidado!
con
los wachitos y con Mamá Tierra no,
con
los únicos que pueden salvarnos
de
nosotros mismos, no.
Robenmé
todo,
los
goles,
la
carne,
los
sueños,
¡pero
con los wachitos no!
¡con
la Mamá Tierra no!
De
onda,
rescatensé,
y
no es amenaza;
total
lo único libre es la libertad,
sigan
si quieren
hasta
que la pelota se manche,
hasta
que la burbuja se pinche
hasta
que el globo estalle.
Pero
ya van a ver, cuando vuelva el Cristo
y
arranque a los latigazos
antes
de empezar Su Reino,
¿ande se van a
meter?
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